HEXÁGONO ABIERTO
Liderazgo en tiempo de crisis: habilidades para superarla
El mundo está viviendo una serie de cambios estructurales, demográficos,
ambientales, económicos y tecnológicos importantísimos que a su vez coinciden
con una situación financiera en muchos países, entre ellos España, de
endeudamiento y falta de liquidez financiera que producen lo que algunos
expertos han denominando la ‘tormenta perfecta’. Estamos sin lugar a dudas ante
una de las mayores crisis económicas de la historia y a su vez en un cambio
estructural, tecnológico y social sin precedentes.
Pero la pregunta que debemos hacernos es si seguimos anclados en el
siglo XX o ya estamos viviendo en el nuevo paradigma del siglo XXI. Pongamos un
ejemplo: Nokia, que producía los mejores teléfonos móviles del siglo XX, perdió
1.410 millones de euros en 2012. Además, firmó un acuerdo con Microsoft, que
también el año pasado por primera vez en su historia tuvo pérdidas económicas
en bolsa.
Mientras, Samsung y Google siguen su racha imparable de éxitos. La
pregunta es la siguiente: ¿podemos mantener el modelo de negocio del siglo XX
que fue exitoso o, por el contrario, en el siglo XXI tendremos que innovar
nuestro modelo de negocio?
¿Podemos solucionarlo todo simplemente con los recortes? ¿La solución
realmente son los recortes? ¿O requiere un cambio de mayor magnitud? Un error
en el diagnostico de la situación actual nos puede llevar a tomar las medidas
inadecuadas para salir de la crisis. Creo sinceramente que la magnitud de los
cambios es tan grande que no estamos ante una crisis, sino ante un cambio estructural
y de mucho mayor calado. En este cambio se necesita un nuevo modelo de
liderazgo.
Las etapas finales de un modelo se caracterizan por la mantener a toda
costa las reglas que nos dieron éxito en el pasado y rechazar los cambios. Realmente
se necesita un nuevo modelo, especialmente un Liderazgo en tiempos de crisis, que
es cuando hay que ser perfectamente conscientes del final de una etapa y tener
el valor y la capacidad de visión para detectar las oportunidades de una nueva
era y liderar la organización y a los colaboradores hacia una nueva dirección. ¿Hablamos de crisis o de cambiar
radicalmente nuestra forma de hacer negocios?
Si realizáramos un análisis de las competencias claves que exigiríamos a
un líder en una organización en época de crisis, la primera sería la de tener
visión de futuro, se trata de una actitud emprendedora y para ello hay que ser
capaz de detectar las oportunidades, es decir, desarrollar la Visión de Futuro
de la organización, para aprovechar las oportunidades de mercado; es decir
estamos buscando más a un emprendedor que a un gestor, ya que las principales
habilidades para superar el cambio de ciclo económico y tecnológico que vivimos
actualmente son más propias de emprendedores de de gestores.
Si hiciéramos una pirámide con diferentes escalones, el primero sería la
actitud emprendedora.
La segunda competencia clave es la creatividad,
es decir, la capacidad para generar nuevas ideas y
conceptos, y también diseñar nuevos modelos de negocio que resuelvan los
problemas y necesidades de los consumidores del siglo XXI. Necesitamos personas
innovadoras y creativas para rediseñar, estrategias, modelos de negocio,
procesos adaptados a las nuevas tecnologías, productos y servicios. Así, se ha
pronunciado la necesidad en el último decenio de invertir en I+D+i.
La tercera competencia clave en mi opinión sería la gestión del cambio. Charles Darwin dijo que “las especies
que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más
inteligentes; sino aquellas que se adaptan mejor al cambio”. En este caso, el
líder deberá no sólo saber adaptarse él, sino implementar el cambio en toda la
organización y ayudar a su equipo a adaptarse. Lamentablemente, algo tan
sencillo es una de las habilidades más buscadas en los directivos. Todo el que
ha pasado por implantar la gestión del cambio organizativo sabe que planificar
un cambio sobre el papel y hacer que realmente ocurra son asuntos bastante
diferentes. Debemos encontrar la visión y fijar nuevas metas hacia las que
dirigir el rumbo.
La cuarta competencia, relacionada con las anteriores dominar el miedo,
o traducido a el lenguaje de los recursos humanos, autocontrol del estrés y la
ansiedad que producen los cambios. Cuando un líder anuncia el cambio y da a
conocer sus detalles principales despeja las dudas del futuro en una
organización, pero aparece una emoción nueva: el miedo. Miedo a lo desconocido,
a lo nuevo, a no saber qué hacer ante las nuevas condiciones existentes y eso
produce ansiedad, estrés y mucha angustia. Por ello, son necesarias fuertes
dosis de autocontrol emocional y
autoconfianza. Y además saber trasmitir esa autoconfianza y seguridad a todo el
equipo.
Otra competencia clave sería la
toma de decisiones, porque la implementación de una nueva estrategia nos
conducirá necesariamente a resolver muchos nuevos problemas que no estaban
sobre el papel y que al adentrarnos en un nuevo territorio irán surgiendo. Si
se toman decisiones en la dirección adecuada se
cumplen los objetivos del cambio de una manera realista y se comienza a
percibir con claridad lo que dista la situación de crisis actual de la deseada.
En este momento es más fácil canalizar la energía motivacional de todos y la
productividad de acuerdo a los nuevos modelos. Tras las experiencias de éxito y los errores superados, se crea una experiencia
de superación de las dificultades y de progresiva confianza en las nuevas
maneras de hacer y en la bondad del cambio
Es muy necesario desarrollar el
trabajo en equipo que sería otra de las competencias o habilidades clave del
Líder en tiempos de crisis. En este caso no sólo se trata de influir en los
colaboradores, sino lograr que ellos mismos avancen y consigan resultados por
si mismos, es decir se busca más un líder coach
que un liderazgo paternalista o autocrático.
El líder coach apuesta por un liderazgo basado en
aprovechar los talentos de sus empleados y en la medida de lo posible facilitar
su desarrollo mediante empowerment,
delegación y desarrollo. Ahora podemos entender por qué está tan demando el coaching ejecutivo y sabemos que las
empresas que mejores resultados están logrando en esta crisis son las que más
invierten en formación y desarrollo.
Podríamos incluir
algunas más, pero actualmente las competencias nucleares que se están demandado
las los lideres pueden resumirse en éstas, según nuestra pirámide del
éxito ante situaciones de adversidad.
El mundo está viviendo una serie de cambios estructurales, demográficos,
ambientales, económicos y tecnológicos importantísimos que a su vez coinciden
con una situación financiera en muchos países, entre ellos España, de
endeudamiento y falta de liquidez financiera que producen lo que algunos
expertos han denominando la ‘tormenta perfecta’. Estamos sin lugar a dudas ante
una de las mayores crisis económicas de la historia y a su vez en un cambio
estructural, tecnológico y social sin precedentes.
Pero la pregunta que debemos hacernos es si seguimos anclados en el siglo XX o ya estamos viviendo en el nuevo paradigma del siglo XXI. Pongamos un ejemplo: Nokia, que producía los mejores teléfonos móviles del siglo XX, perdió 1.410 millones de euros en 2012. Además, firmó un acuerdo con Microsoft, que también el año pasado por primera vez en su historia tuvo pérdidas económicas en bolsa.
Mientras, Samsung y Google siguen su racha imparable de éxitos. La pregunta es la siguiente: ¿podemos mantener el modelo de negocio del siglo XX que fue exitoso o, por el contrario, en el siglo XXI tendremos que innovar nuestro modelo de negocio?
¿Podemos solucionarlo todo simplemente con los recortes? ¿La solución realmente son los recortes? ¿O requiere un cambio de mayor magnitud? Un error en el diagnostico de la situación actual nos puede llevar a tomar las medidas inadecuadas para salir de la crisis. Creo sinceramente que la magnitud de los cambios es tan grande que no estamos ante una crisis, sino ante un cambio estructural y de mucho mayor calado. En este cambio se necesita un nuevo modelo de liderazgo.
Las etapas finales de un modelo se caracterizan por la mantener a toda costa las reglas que nos dieron éxito en el pasado y rechazar los cambios. Realmente se necesita un nuevo modelo, especialmente un Liderazgo en tiempos de crisis, que es cuando hay que ser perfectamente conscientes del final de una etapa y tener el valor y la capacidad de visión para detectar las oportunidades de una nueva era y liderar la organización y a los colaboradores hacia una nueva dirección. ¿Hablamos de crisis o de cambiar radicalmente nuestra forma de hacer negocios?
Si realizáramos un análisis de las competencias claves que exigiríamos a un líder en una organización en época de crisis, la primera sería la de tener visión de futuro, se trata de una actitud emprendedora y para ello hay que ser capaz de detectar las oportunidades, es decir, desarrollar la Visión de Futuro de la organización, para aprovechar las oportunidades de mercado; es decir estamos buscando más a un emprendedor que a un gestor, ya que las principales habilidades para superar el cambio de ciclo económico y tecnológico que vivimos actualmente son más propias de emprendedores de de gestores.
Si hiciéramos una pirámide con diferentes escalones, el primero sería la actitud emprendedora.
La segunda competencia clave es la creatividad, es decir, la capacidad para generar nuevas ideas y conceptos, y también diseñar nuevos modelos de negocio que resuelvan los problemas y necesidades de los consumidores del siglo XXI. Necesitamos personas innovadoras y creativas para rediseñar, estrategias, modelos de negocio, procesos adaptados a las nuevas tecnologías, productos y servicios. Así, se ha pronunciado la necesidad en el último decenio de invertir en I+D+i.
La tercera competencia clave en mi opinión sería la gestión del cambio. Charles Darwin dijo que “las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes; sino aquellas que se adaptan mejor al cambio”. En este caso, el líder deberá no sólo saber adaptarse él, sino implementar el cambio en toda la organización y ayudar a su equipo a adaptarse. Lamentablemente, algo tan sencillo es una de las habilidades más buscadas en los directivos. Todo el que ha pasado por implantar la gestión del cambio organizativo sabe que planificar un cambio sobre el papel y hacer que realmente ocurra son asuntos bastante diferentes. Debemos encontrar la visión y fijar nuevas metas hacia las que dirigir el rumbo.
La cuarta competencia, relacionada con las anteriores dominar el miedo, o traducido a el lenguaje de los recursos humanos, autocontrol del estrés y la ansiedad que producen los cambios. Cuando un líder anuncia el cambio y da a conocer sus detalles principales despeja las dudas del futuro en una organización, pero aparece una emoción nueva: el miedo. Miedo a lo desconocido, a lo nuevo, a no saber qué hacer ante las nuevas condiciones existentes y eso produce ansiedad, estrés y mucha angustia. Por ello, son necesarias fuertes dosis de autocontrol emocional y autoconfianza. Y además saber trasmitir esa autoconfianza y seguridad a todo el equipo.
Otra competencia clave sería la toma de decisiones, porque la implementación de una nueva estrategia nos conducirá necesariamente a resolver muchos nuevos problemas que no estaban sobre el papel y que al adentrarnos en un nuevo territorio irán surgiendo. Si se toman decisiones en la dirección adecuada se cumplen los objetivos del cambio de una manera realista y se comienza a percibir con claridad lo que dista la situación de crisis actual de la deseada. En este momento es más fácil canalizar la energía motivacional de todos y la productividad de acuerdo a los nuevos modelos. Tras las experiencias de éxito y los errores superados, se crea una experiencia de superación de las dificultades y de progresiva confianza en las nuevas maneras de hacer y en la bondad del cambio
Es muy necesario desarrollar el trabajo en equipo que sería otra de las competencias o habilidades clave del Líder en tiempos de crisis. En este caso no sólo se trata de influir en los colaboradores, sino lograr que ellos mismos avancen y consigan resultados por si mismos, es decir se busca más un líder coach que un liderazgo paternalista o autocrático.
El líder coach apuesta por un liderazgo basado en
aprovechar los talentos de sus empleados y en la medida de lo posible facilitar
su desarrollo mediante empowerment,
delegación y desarrollo. Ahora podemos entender por qué está tan demando el coaching ejecutivo y sabemos que las
empresas que mejores resultados están logrando en esta crisis son las que más
invierten en formación y desarrollo.
Podríamos incluir algunas más, pero actualmente las competencias nucleares que se están demandado las los lideres pueden resumirse en éstas, según nuestra pirámide del éxito ante situaciones de adversidad.













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