Factura electrónica en la Administración, buenos propósitos y mejoras pendientes
La factura electrónica con la
Administración es obligatoria para las empresas proveedoras de la Administración
desde el pasado 15 de enero, pero la implantación del sistema no está siendo
homogénea, ni exenta de dificultades, a pesar de las ventajas en optimización de procesos, seguridad y costes que se persigue con la medida.
Intentar aclarar las dudas sobre
este asunto y arrojar luz sobre el funcionamiento de un procedimiento de tanta
importancia para la economía de muchas empresas era el objetivo del taller ‘Facturación
electrónica con la Administración’, que se celebró en AEDHE organizado por la
Asociación en colaboración con Ricopia Technologies.
Dos expertos en la materia, Víctor del Castillo, analista de Procesos
Documentales y Especialista en Informática de Gestión de Ricopia Technologies,
y Alejandro Allende, responsable de Desarrollo de Negocio de ZeroComa, fueron
los encargados de explicar las bases del nuevo procedimiento y de intentar
aclarar posibles dudas sobre su funcionamiento.
La factura electrónica es un justificante legal que tiene el mismo
valor que la factura ordinaria, va firmada digitalmente y desde el pasado 15 de
enero es de uso obligatorio para los proveedores de las Administraciones
Públicas en los tres niveles: general, autonómico y local.
Para que el nuevo proceso sea posible, la Administración ha creado una
plataforma que funciona como punto general de entrada para estas facturas,
denominado FACE, destinado a las operaciones
que afectan a la Administración General del Estado pero que puede ser utilizado
también –y, de hecho, así está ocurriendo- como la plataforma para presentar
facturas dirigidas a comunidades autónomas o ayuntamientos que no hayan
desarrollado sus puntos de acceso propios.
La norma reguladora establece la posibilidad de que tanto la
Administración regional como los municipios pongan en marcha sus plataformas
propias, pero la realidad es que muchas de ellas aún no han abordado este
asunto y el FACE es la plataforma de referencia para las empresas proveedoras.
La Comunidad de Madrid no cuenta con plataforma propia.
En cuanto a quién está obligado a utilizarla, la norma afecta a todas
las empresas, si bien por el momento es potestad de las distintas
Administraciones eximir de la obligatoriedad de facturar electrónicamente
cuando el importe sea menor de 5.000 euros. Esta exención se está aplicando en
muchos casos, incluida la Administración General del Estado.
Normalización a partir de 2017
Desde la UE se está trabajando en la normalización de formatos a partir
de 2017. No obstante, antes de que llegue esa fecha, el nuevo sistema tiene que
hacer frente a retos de importancia, como pusieron de manifiesto algunas de las
empresas que asistieron al taller.
Aunque la factura electrónica tiene como misión facilitar los procedimientos
de relación entre el sector público y las empresas proveedoras, ahorrar papel, y
aumentar la eficiencia y la seguridad de estas transacciones, el día a día de
muchas empresas que ya se están enfrentando al nuevo proceso pone de manifiesto
que el sistema tiene mejoras pendientes, y así se puso de manifiesto por parte
de algunos asistentes al encuentro.
Los problemas más frecuentes tienen que ver con la disparidad en el
funcionamiento de las plataformas, en función de la Administración que la haya
puesto en marcha; las dificultades en la corrección de errores, y la falta de
respuesta a la hora de resolver dudas por parte de la propia Administración.
La factura electrónica con la
Administración es obligatoria para las empresas proveedoras de la Administración
desde el pasado 15 de enero, pero la implantación del sistema no está siendo
homogénea, ni exenta de dificultades, a pesar de las ventajas en optimización de procesos, seguridad y costes que se persigue con la medida.
Intentar aclarar las dudas sobre
este asunto y arrojar luz sobre el funcionamiento de un procedimiento de tanta
importancia para la economía de muchas empresas era el objetivo del taller ‘Facturación
electrónica con la Administración’, que se celebró en AEDHE organizado por la
Asociación en colaboración con Ricopia Technologies.
Dos expertos en la materia, Víctor del Castillo, analista de Procesos
Documentales y Especialista en Informática de Gestión de Ricopia Technologies,
y Alejandro Allende, responsable de Desarrollo de Negocio de ZeroComa, fueron
los encargados de explicar las bases del nuevo procedimiento y de intentar
aclarar posibles dudas sobre su funcionamiento.
La factura electrónica es un justificante legal que tiene el mismo
valor que la factura ordinaria, va firmada digitalmente y desde el pasado 15 de
enero es de uso obligatorio para los proveedores de las Administraciones
Públicas en los tres niveles: general, autonómico y local.
Para que el nuevo proceso sea posible, la Administración ha creado una
plataforma que funciona como punto general de entrada para estas facturas,
denominado FACE, destinado a las operaciones
que afectan a la Administración General del Estado pero que puede ser utilizado
también –y, de hecho, así está ocurriendo- como la plataforma para presentar
facturas dirigidas a comunidades autónomas o ayuntamientos que no hayan
desarrollado sus puntos de acceso propios.
La norma reguladora establece la posibilidad de que tanto la
Administración regional como los municipios pongan en marcha sus plataformas
propias, pero la realidad es que muchas de ellas aún no han abordado este
asunto y el FACE es la plataforma de referencia para las empresas proveedoras.
La Comunidad de Madrid no cuenta con plataforma propia.
En cuanto a quién está obligado a utilizarla, la norma afecta a todas
las empresas, si bien por el momento es potestad de las distintas
Administraciones eximir de la obligatoriedad de facturar electrónicamente
cuando el importe sea menor de 5.000 euros. Esta exención se está aplicando en
muchos casos, incluida la Administración General del Estado.
Normalización a partir de 2017
Desde la UE se está trabajando en la normalización de formatos a partir
de 2017. No obstante, antes de que llegue esa fecha, el nuevo sistema tiene que
hacer frente a retos de importancia, como pusieron de manifiesto algunas de las
empresas que asistieron al taller.
Aunque la factura electrónica tiene como misión facilitar los procedimientos
de relación entre el sector público y las empresas proveedoras, ahorrar papel, y
aumentar la eficiencia y la seguridad de estas transacciones, el día a día de
muchas empresas que ya se están enfrentando al nuevo proceso pone de manifiesto
que el sistema tiene mejoras pendientes, y así se puso de manifiesto por parte
de algunos asistentes al encuentro.
Los problemas más frecuentes tienen que ver con la disparidad en el
funcionamiento de las plataformas, en función de la Administración que la haya
puesto en marcha; las dificultades en la corrección de errores, y la falta de
respuesta a la hora de resolver dudas por parte de la propia Administración.







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